viernes, 27 de febrero de 2009

EL ESPAÑOL YUCATECO, ÚNICO.




El español que se habla en Yucatán es fácilmente identificable como diferente, con relación al que se practica en el resto de la República mexicana. Esto se debe principalmente a la influencia notable de la lengua maya, que todavía es hablada por casi la mitad[1] de la población del estado.
La variedad dialectal yucateca, por llamar así al habla de Yucatán, no se asemeja a otros modos o formas de la lengua hispana, ni siquiera a aquellos que por cercanía geográfica pudieran parecérsele. Fonéticamente es distinta, también, a otros acentos del español de México. Difiere pues, tanto en vocabulario como en pronunciación de otras formas de hablar emparentadas por la geografía o aun por los ascendientes étnicos.
La
península de Yucatán, a donde llega el español a principios del siglo XVI junto con los conquistadores que sometieron a los pobladores mayas de la región y los hicieron súbditos de la corona española, ha sido una región relativamente aislada —al fin península (casi isla)— y tal aislamiento se mantuvo a lo largo de cuatro siglos hasta hace muy poco, sesenta años a lo sumo, en que las vías de comunicación se desarrollan lo suficiente como para considerarse rota la tradicional incomunicación.
Los obstáculos naturales, como los
aluviones ístmicos en la zona del sur de Veracruz y de Tabasco, los grandes caudales que desembocan en el Golfo de México, los pantanos de Centla —casi intransitables— y las selvas sureñas de Chiapas y El Petén, hicieron difícil la comunicación y el intercambio de todo tipo entre el altiplano mexicano y la península de Yucatán. Resultaba antaño, más fácil, para los yucatecos, la comunicación con la isla de Cuba o más recientemente, con la Luisiana o la Florida, que con el centro político de la nación mexicana.
Aislamiento pues por un lado, y un poderoso sustrato cultural indígena —el pueblo maya y su lengua, que aun se habla profusamente en Yucatán—, se reunieron para "amestizar" —hoy se dice "tropicalizar"— el
español que habían traido Francisco de Montejo, sus descendientes y sus huestes. El habla de Yucatán es en efecto un idioma en ciernes, al que faltó tiempo para consolidarse, como fue el caso con tantas otras lenguas que se dieron en la península ibérica, como el castellano, el gallego, el lusitano, el catalán, para citar algunos ejemplos, que por efecto de los sustratos indígenas, transformaron el latín vulgar, en el curso de las centurias —por lo menos diez—, en las lenguas romances que en la actualidad son. Tiempo, aislamiento y sustratos lingüíaticos fuertes, son la materia prima para que los idiomas se hibridicen y engendren un nuevo código de comunicación capaz de transfundir cultura. Ese es el sello distintivo del habla de Yucatán, para la que cuatrocientos años fueron insuficientes a fin de crear su propia patente. Se quedó en el camino de Yucatán, sobre todo aquella que vive en las áreas rurales y en las poblaciones pequeñas.
El hablar yucateco sustenta diferencias en morfología, en sintaxis, en el léxico y aun la fonética. Está lleno de palabras mayas difícilmente sustituibles y de glotizaciones que hacen su fonética singular. Contiene consonantes implosivas no encontradas en el resto de México: (la k' (sonido de ka), t' (sonido de ) y p' (sonido de pe), y aspira la h (hache) que suena como J (jota). La X aparece por todos lados y suena como (sh). También se dispone de una m (eme) que suplanta toda n (ene) final: tambiém 'también', pam 'pan', uniom 'Unión'.
La s (ese) final tiende a suprimirse; el diptongo (ia) suena como (lla) como en "policilla" en lugar de policía y "tilla", por tía. Pero la LL en cambio, es llevada al diptongo: "amarío", por amarillo; "membrío", en lugar de membrillo. La r (ere) es uvular, rasgo muy poco habitual entre las otras formas de hablar el español. Se tiende también a alargar las vocales, por citar algunos ejemplos.
La lengua maya es melódica y rítmica, con predominancia del acento prosódico agudo. Hay pocas palabres con acento grave y las esdrújulas prácticamente no existen. Está plagada de sonidos marcados por la X, como ya se apuntó, que se pronuncia "sh" —como la "che" francesa— y por la partícula DZ, que suena "ts". Todo esto da una entonación peculiar que ha permeado al español y transformado la acentuación.
El lenguaje normal de los yucatecos, sin importar su extracción social o su nivel cultural, se caracteriza también por emplear en lo cotidiano muchos vocablos de origen estrictamente maya que desconciertan al visitante. Es el caso de palabras como: anolar que significa disolver en la boca; purux (gordo); tuch (ombligo); wixar (orinar, se dice wishar); tauch (zapote negro); shik (axila); tirishtá (diarrea); xnipec (cierta salsa picante de chile habanero); sho (¡cállate!); bobox (rabadilla); pec (perro); turix (grillo pero así se apoda a los llamados Arturo); xix (sobrante de algo); xtup (el menor de la familia); chichí (la abuela); tolok (iguano); bacalear (acariciar a la novia -cachondear se dice en otros lugares y docenas de otros que integran un verdadero lexicón[3] . Lexicón que, de hecho, empieza por la letra "A": la primera letra del alfabeto se usa en Yucatán como adverbio, para indicar una contingencia, como en A te lo pago, queriendo decir después te lo pago, o como en A lo leo, queriendo decir luego lo leo o, en otro caso, A se lo digo al jefe, queriendo decir, te voy a acusar con el jefe. ¡La A pues, en Yucatán, es promesa y es amenaza!. Y el otro ejemplo típico atribuido, con razón, a los yucatecos, "lo busco, lo busco y no lo busco", cuya lógica se basa en el hecho de que el verbo "buscar", para los yucatecos, quiere decir también encontrar. De manera que sólo se busca lo que se busca. "¿Lo buscaste ha?" preguntaría el yucateco parlante para saber si se ha encontrado algo. Esto y mucho más, sorpresa real y deleite, para el oido foráneo, se escucha y repite cotidianamente en la vida normal de la sociedad yucateca.
El español del yucateco se caracteriza pues por un acento suave dotado de una cadencia y un ritmo reconocibles y singulares, cuya entonación entrepujada debido a la glotización, es peculiar y única en el contexto nacional mexicano. Esas características sumadas a una multitud de palabras importadas de la maya y en algunos casos "españolizadas", han permeado las formas españolas y las han dotado de característica definitoria.

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